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"Mirai: Mi Pequeña Hermana"

  • Foto del escritor: WMO
    WMO
  • 21 abr 2019
  • 3 Min. de lectura

Hermanos…primarios y constantes compañeros de un viaje que nadie emprende por decisión propia. Pocas cosas se comparan a la calidez de una conversación nocturna con tu hermana mayor o a la intensidad del juego de fútbol con tu hermano menor. Y pocas cosas enervan como las peleas, infantiles o no tan infantiles, entre fraternos. Dicen que quien tiene un hermano tiene un tesoro, y sí. Pero también, quien tiene uno, o más, tiene un infierno miniatura. Viene en el paquete.


Cronista de las dinámicas familiares, Mamoru Hosoda, uno de los directores de anime más importantes de la actualidad, explora en Mirai: Mi Pequeña Hermana el único tipo de cariño al interior del núcleo familiar que le faltaba; el fraternal. La película trata sobre el cambio que sufre la vida de Kun, un niño mimado de 4 años, cuando llega Mirai, su nueva hermanita. Consumido por los celos, Kun se embarca en un viaje al interior de su mágico jardín para adaptarse a su nueva realidad y, guiado por la versión futura de su hermana, descubrir la historia de su familia.



Hosoda se acuerda de lo que es ser niño y nos transporta, a través de su estilo de animación sencillo en apariencia, a mundos que solo la imaginación de un infante, mezcla de su realidad y fantasía, es capaz de crear. Todo en la película parece ejecutado por un chiquillo de la edad de Kun; la peculiar fotografía, el juguetón score y el dinámico montaje nos transportan al día a día de nuestro protagonista. Lo anterior da como resultado un filme muy tierno, con mucho corazón.


Mirai es el séptimo filme del director (muchas de sus obras las pueden encontrar en Netflix) y quizá como consecuencia de esa mencionada mirada infantil, es también el más sencillo…y el más predecible. El formato narrativo a manera de anécdota vuelve a la película algo repetitiva y cuando Hosoda intenta recuperar a la audiencia, hacia el final, el bizarro estilo visual que emplea contrasta fuertemente con el resto de la cinta. De igual manera, si bien es conmovedora, carece de la potencia emocional de Los Niños Lobo o de El Chico y la Bestia.



Dicho todo lo anterior, la película se sobrepone a sus defectos gracias a la inmensa capacidad que el japonés tiene para conectar con sus audiencias. Tal vez tú, querido o querida, lector/a no tengas hermanos, pero sí tienes padres, los primeros héroes a los que admiramos , y probablemente también tengas mascotas, aquellos seres tan miembros de la familia como cualquier otro. La cinta le dedica su debido tiempo a cada uno, pues la llegada de un bebé es algo a lo que todos deben adaptarse.


Mamoru Hosoda logra un lindo largometraje (mismo que le valió la nominación a Mejor Película Animada en los pasados premios Óscar) cuya principal fortaleza radica en la honestidad e inocencia con la que aborda su tema principal. Podremos pelear con nuestros hermanos, podemos sentir celos de ellos, pueden tener una capacidad innata para sacarnos de nuestras casillas y nos pueden herir como ningún otro. Pero son nuestros; y nosotros somos de ellos. Nadie nos va a comprender y a querer de la forma en que ellos lo hacen, pues, nosotros y ellos, somos el resultado de una serie de circunstancias, acciones y decisiones específicas en un momento específico, y porque compartimos, parafraseando a Paul McCartney, recuerdos más largos que el camino que se extiende por delante.


Calificación: 8/10.


Por: Mike García.


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